Comprendiendo y controlando la agresividad de tu hijo(a)
La palabra agresión viene del latín aggredi, que significa “atacar”. Quiere decir que alguien está dispuesto a imponer su voluntad por la fuerza sobre alguien o algo, aunque pueda dañarle física o psicológicamente.
Existe una relación muy estrecha entre agresividad e ira, aunque a veces no van juntas. La ira es quizá la más egocéntrica y egoísta de todas las emociones. Surge cuando alguien es incapaz de conseguir lo que quiere y cuando quiere. La ira se puede combinar con otros estados de ánimo y dar lugar a emociones más complicadas como los celos o la tristeza. Los celos, por ejemplo, incluyen los siguientes sentimientos: ansiedad, ira, odio, temor, tristeza, desesperanza y frustración.
La agresividad y la ira se consideran normalmente sentimientos destructivos y desagradables que siempre debiéramos evitar. Sin embargo, la agresividad también puede llegar a ser creativa y constructiva. La agresividad bien dirigida y controlada puede cambiar las cosas para mejorar y motivarnos positivamente, pero en el manejo de la conducta agresiva infantil, debemos ser muy concretos y precisos para evitar que el niño se sienta confundido en lo que debe o no hacer con sus deseos de agredir.
Para nosotros los padres es difícil enfrentar el comportamiento colérico y agresivo de nuestros hijos más que cualquier otro aspecto de su educación, porque a la vez provoca en nosotros mismos ira y hostilidad a veces excesivas, sentimientos que se contraponen confusamente con el amor y preocupación que sentimos por nuestros hijos.
Por lo tanto es importante enfrentar estos sentimientos tan fuertes que existen tanto en nosotros mismos como en nuestros hijos, transformándolos en una fuerza positiva para cambiar más que en una fuerza destructiva y dolorosa.
Los padres nos sentimos confusos entre tantas sugerencias y métodos para educar hijos. Pareciera que ya no es tan válido confiar en los instintos. A veces nos complicamos siendo demasiado intelectuales, buscamos demasiados consejos, programas de T.V. y radio o demasiados libros. Otra causa es que cada vez hay más familias monoparentales y a la vez ahora se cuenta menos con el apoyo de los abuelos y otros familiares, debido a que las familias cada vez conviven menos. También las modas influyen y nos dejamos llevar por métodos que no están avalados.
Los hijos necesitan firmeza y organización en sus vidas para sentirse seguros. De hecho, ser firmes en los límites de su conducta es una forma clara y directa de demostrarles amor y preocupación por ellos.
Es precisamente el amor hacia los hijos lo que hace que ser padres sea tan gratificante y placentero. Pero este mismo vínculo de afecto hace a la vez lamentable y doloroso que las cosas vayan mal.
Son tres las principales formas en que se puede presentar la agresión:
- Las burlas. (Significa: “hacer pedazos”).
- Las intimidaciones.
- Las peleas.
Las tres están muy ligadas a la ira y pueden implicar un deseo de ser más fuerte, mejor, más listo que la “víctima” y quedar por encima del otro. Esto explica por qué hay gente que intimida, otros se convierten en víctimas y hay quienes hacen las dos cosas.
LAS BURLAS DIRIGIDAS A NUESTRO HIJO.-
Hay dos formas principales de burlarse.
- Ofrecer algo y después tardar en darlo o simplemente no darlo en absoluto.
- Reírse de alguien en broma o para hacer daño.
Motivos frecuentes de burlas:
Nombres poco corrientes o chistosos.
Iniciales con mensaje: Rafael Iñíguez Pérez (R.I.P.)
Ser más inteligente o más torpe que los demás.
No ser hábil en los deportes.
Cualquier defecto o característica física marcada.
Hablar con otro acento.
Timbre de voz.
Ropa poco común.
Ciertas costumbres.
Diferente color de piel.
Aspecto raro.
Usar anteojos, aparatos o zapatos especiales.
La víctima perfecta es alguien que se moleste fácilmente y que lo demuestre abiertamente con su reacción, ya sea enfadándose o llorando. Generalmente son niños muy sensibles que se muestran muy tensos e irritables y que además presentan:
- Sensibilidad excesiva, predominando emociones negativas. Están alertas para reaccionar ante cualquier cosa de una manera excesiva. Se molestan fácilmente.
- Manos húmedas y pulsaciones elevadas.
- Propensión a sobresaltarse ante ruidos inesperados.
- Lentitud en volver a su estado normal después de cualquier cambio.
- Lentitud para adaptarse a nuevas situaciones.
- Rápidos y frecuentes cambios en el color de piel, como ruborización o palidecer con facilidad.
- Se muestran muy reservados y apáticos sin una explicación clara. Lloran fácilmente. No platican lo que les sucede. Presentan aversión a algún sitio particular (donde se burlan de él).
- Hábitos alimenticios y de sueño irregulares e imprevisibles.
- Autoestima negativa. Pareciera que desean que se burlen de ellos, pero como no se sienten valiosos, se reafirman y la burla encaja en cómo se sienten.
Principales signos de autoestima negativa: (al menos dos, confirma un problema).
- Se molesta y se enfada si le dicen que es bueno.
- Destruye cosas buenas que ha hecho.
- Se toma la molestia de hacer cosas malas, a veces tan evidentemente, para que le llamen la atención o lo molesten y para reafirmar que nadie lo quiere.
- No le afecta (incluso le agrada) que le digan que es malo.
- Dice que se siente mal y que no le gusta a nadie.
- Se muestra inseguro en lo que hace.
- Se siente fracasado.
- Autoestima dañada.
- Escasas expectativas y visión negativa de la vida.
- Se muestra demasiado seguro de sí mismo, pero se comporta de manera exagerada.
Principales causas de la autoestima negativa:
- Decirle constantemente que es malo y travieso.
- Decirle pocas veces que es bueno.
- No pasar suficiente tiempo con él compartiendo actividades juntos.
- Favorecer más a otro niño.
- Pasar por alto sus necesidades particulares.
- Exceso de burlas e intimidaciones.
- Esperar de él más de lo que puede dar.
- Recibir un trato idéntico que otro niño, generando celos y competencias en búsqueda de la individualidad.
- No enseñarles que la vida es injusta que la gente no siempre los tratará equitativamente.
- Ausencia de un sentimiento de ser especial y único.
- Defenderlo cada que sea agredido. Además, para el agresor es más emocionante ver cómo reacciona no sólo el agredido, sino su madre o su padre.
Sugerencias para fortalecer la autoestima de tu hijo para que no le afecten las burlas:
- Enséñalo cómo hacer frente a las burlas, ensayando a que no se le note que le han molestado las burlas mediante pequeñas prácticas escenificadas. Aunque parezca artificial y difícil, funciona. Inténtalo. Al no ser una situación real, es segura y tienes el control, pero cerciórate de que el niño sabe lo que están haciendo y por qué; si no, es probable que se disguste y no aprenda nada.
- Anímalo a que exprese sin temor cuando lo han molestado. Muchos niños no dicen nada a sus padres porque temen que empeoren las cosas.
- Que aprenda buenas respuestas para soltarlas automáticamente cuando se burlen de él.
- Intenta no intervenir personalmente a no ser que se haya perdido el control de las burlas y tu hijo no pueda hacerles frente en lo absoluto. Tu hijo te hará saber cuándo necesita la ayuda, pero no lo sobreprotejas desde el principio porque se burlarán más de él y se deteriorará la comunicación con él.
- Que aprenda a no reaccionar enfadándose. Nadie se burla de las paredes, las sillas, etc., porque no reaccionan ni se enfadan. El hecho de no expresar su enojo no le afectará, porque los niños necesitan sentirse capaces de dominar sus emociones y expresarlas de manera saludable. La idea de que reprimir los sentimientos es dañina para su personalidad está pasada de moda.
- Alejarse para estar cerca de un adulto o amigos de confianza.
- Mantenerse alejado de quien se burle de él.
- Evita decir cualquier cosa que dé a entender que el niño es malo o fracasado. Por ejemplo “Ya estás otra vez”, “Oh!, Dios mío, otra vez no!
- En lo posible, trata de adelantarte a las situaciones que tu hijo busque para enfrentarse al fracaso.
- Provoca situaciones en las que es probable que le salgan bien las cosas.
- Alaba cualquier cosa que haga mínimamente bien. No te desanimes si rechaza tus alabanzas.
- No le des importancia a los fracasos.
- Préstale normalmente toda tu atención, en un momento determinado del día, pero de una forma exclusiva, individualizada, sin interrupciones, pero sobre todo: pasándola bien. No terminen en pleitos.
- A tu hijo le debe quedar claro que consideras ese tiempo exclusivo que pasas con él, algo muy especial porque es algo les agrada a ambos. No extenderlo más de 15-20 minutos y deben hacerlo diario.(También pueden ser dos períodos diarios de 15 minutos). La frecuencia dependerá de lo angustiado que esté. La hora de irse a la cama es un buen momento.
- No te desesperes, es probable que tardes aproximadamente unos seis meses en mejorar la autoestima de tu hijo.
Algunos ejemplos de lo que podría contestar tu hijo si se burlan de él por usar anteojos:
- Sí, verdad que tengo suerte?
- Son iguales a los de… (alguien famoso).
- Así veo con rayos X.
- A ti también te sentarían bien.
- Cuatro ojos ven más de dos.
- Lo que pasa es que estás celoso.
- Gracias!
CUANDO NUESTRO HIJO SE BURLA DE OTROS.-
Es curioso que el niño avasallador y su víctima compartan a menudo el mismo sentimiento de baja autoestima, pero reaccionen de forma distinta ante él. El niño avasallador se siente mal y menospreciado, pero quiere que lo respeten y está dispuesto a conseguirlo por la fuerza, cuando en realidad lleva dentro una personita desamparada y temerosa con una baja autoestima.
Las burlas pueden ser una forma suave de avasallar y si permitimos que vayan demasiado lejos, pueden ocasionar un daño emocional importante para el niño y en su autoestima. Por lo tanto, es importante prepararle para que sea capaz de hacer frente a esta forma de amenaza cuando no esté en casa, estableciendo algunas reglas para toda la familia:
- Las burlas están bien, siempre que la víctima no las tome en serio, es decir cuando se realizan con matices de bromas sanas. Es mejor que tu hijo aprenda a enfrentarlas en el ambiente familiar, en confianza y con el control de los padres.
- La víctima debe ver el lado divertido de la burla.
- Si causan molestia, debe ser tan leve que desaparezca cuando las burlas se hayan acabado.
- Hay que prohibir las burlas que terminan en lágrimas.
- Las burlas deben ser bidireccionales: alguien que se burla de otra persona debe aceptar que se burlen de él.
- Se pueden imponer ciertas “multas” a quien haga burlas que se pasen de lo permitido. Pueden ser económicas o realizar pequeñas tareas en casa. En ambos casos, el beneficio deberá ser para quien fue objeto de la burla.
LA INTIMIDACIÓN.-
Consiste en que una persona o grupo más fuerte avasalla y amenaza con agredir a otra persona o grupo más débil, y es más grave que las burlas. Las burlas pueden ser sin mala intención y divertidas, pero la intimidación siempre implica hacer daño a alguien emocional y/o físicamente.
Cómo enfrentar las intimidaciones:
- Hablar con tu hijo para averiguar si lo está afrontando bien y encontrar el mejor método para controlar la situación.
- Si es necesario, deberás hablar con el autor de las intimidaciones o con sus padres o profesores, pero es importante que tu hijo sepa lo que haces y porqué.
- Aplicar las sugerencias para enfrentar las burlas.
- Enséñalo a ser más fuerte practicando karate o algo parecido. No temas, ahí les enseñan que la agresividad siempre debe estar bajo control.
- No le digas que luche con sus agresores porque lo más probable es que sean más grandes y fuertes que él.
- Es mejor guardar las distancias con el agresor.
- Fortalece en tu hijo la confianza en sí mismo.
Por desgracia los atropellos ocurren en todas las profesiones. A algunos profesores les parece que el método intimidatorio es efectivo para mantener el control de la clase. Como no se espera que este tipo de comportamiento en un profesor y como no lo ven los otros adultos puede ser difícil de creer y de demostrar. Normalmente el director sabe lo que está pasando, pero te resultará útil recabar información de otros niños y padres para que te sirva de apoyo.
Para saber si se trata de un profesor el que intimida a tu hijo, observa lo siguiente:
- ¿Se irrita tu hijo sin razón aparente?
- ¿Está más angustiado los días que tiene clase con cierto profesor?
- ¿Tienen otros niños experiencias parecidas en el colegio?
- ¿Se siente mejor durante las vacaciones y fines de semana?
- ¿Coinciden sus cambios de humor con los cambios de profesor?
- ¿Qué dice tu hijo sobre los profesores?
- La mejor forma de abordar el problema es no acusar directamente al maestro, sino mostrarse preocupado por lo que ocurre a tu hijo y preguntarle qué se podría hacer al respecto. Su forma de reaccionar te mostrará lo que en realidad ocurre.
- Identificar si el colegio tiene las siguientes características: Personal con la moral baja; cambios frecuentes de profesores; normas de comportamiento poco claras; métodos de disciplina poco coherentes; mala organización; no ven a los niños como personas.
- Debes cambiarlo de colegio solamente si hay seguridad de que le irá mejor en el nuevo. Para ello debes considerar lo siguiente: Habla con otros papás para ver si les sucede lo mismo. Habla con el Director. A tu hijo infórmale del cambio hasta que sea algo seguro y no hables mucho del tema frente a él. No le des a tu hijo la decisión de escoger el colegio, eso deben hacerlo los padres. Si no estás seguro de cambiarlo, espera unas semanas antes de tomar la decisión final. Quizá en este lapso tu hijo cambie porque lo han tomado en serio.
LAS PELEAS.-
Normalmente a los dos años, el niño pelea para llamar la atención y es esencial la forma en que reacciones ante esta situación, para evitar que continúe haciéndolo.
Si tu hijo pelea mucho, cuida no alimentar sentimientos de culpa por lo que has hecho en su educación, sino que debes adoptar una actitud positiva pensando que al menos puedes averiguar cuál es el origen del problema y hacer algo al respecto.
Tu actitud como padre ante las peleas tiene un efecto decisivo en cómo el niño manifiesta su agresividad. Es importante revisar cómo se aplican los castigos en casa, porque si son excesivos, severos, hostiles o conllevan rechazo, conducen a conductas agresivas. De la misma manera, si hay escasa disciplina o disciplina incoherente y sobre todo inconstante.
Tres son las causas más importantes de que los niños se peleen:
- Los celos.
- Baja autoestima.
- Imitación.
Existen varias formas para evitar que se peleen:
- No permitir que se peleen en casa, porque adquirirán práctica y después lo harán mejor. Debes reaccionar rápidamente y con firmeza, expresando un “NO” muy alto y fuerte. Además debe notarse que estás en desacuerdo, no te rías. Tu hijo debe saber que hablas en serio y lo notará principalmente en tu expresión facial.
- Evitar que los adultos peleen frente a los hijos, porque ellos lo imitarán después.
- No decirle que responda a las agresiones porque fomentas más el problema. Los agresores eligen víctimas débiles, por lo que no es fácil devolver los golpes. Además si le dices que también lo golpee, le estás pidiendo que sea incluso más agresivo que el otro niño y esto lo puede aplicar con otro niño débil y no con su agresor directo.
- Checar si su agresión es una defensa porque está sufriendo intimidaciones o burlas. Quizá alguien lo está golpeando fuera o dentro de casa.
- Checar si está enfadado por algo y en vez de decirlo, se desquita con otra persona.
- Checar si le falta seguridad en sí mismo o está celoso y su agresión sea una lucha por dominar a otros niños.
- Checar si la agresión es un intento de controlar la situación porque está ansioso o inquieto.
- Checar si agrede porque no ha aprendido a enfrentar una discusión con palabras, porque tiene problemas de comunicación contigo. O bien, no ha conseguido tu atención utilizando palabras, por eso recurre a los golpes.
- Checar si siempre se ha salido con la suya y agrede cuando no logra conseguir lo que quiere.
- Descartar que esté mirando programas de televisión agresivos (ya sean con personajes reales o dibujos animados). Está probado que ver escenas de violencia aumenta la tolerancia ante comportamientos agresivos y hace que el niño siga esos modelos.
- Descartar que las peleas se hayan convertido en un hábito por el tiempo prolongado en que se han presentado, e incluso que las peleas les agraden y por eso no puedan dejarlas. (Como lo son el hábito de fumar o beber alcohol).
- Descartar una enfermedad física, lento aprendizaje o la ingesta de fármacos que lo predispongan a ser más agresivo.
Cómo manejar las peleas:
- Habla muy seriamente con ellos sobre la vida familiar y sobre lo inaceptables que son las peleas en tu familia.
- Presta especial atención cuando sepas que hay más probabilidades de surjan peleas.
- Intenta cortar por lo sano en cuanto comiencen.
- Es mejor echar la culpa por igual a los niños por pelearse; no importa quién empezó; después de todo, son los dos los que se están peleando y, por otra parte, es imposible saber exactamente qué sucedió.
- Cuando sorprendas a tus hijos peleándose, es mejor separarlos inmediatamente y dejarles en habitaciones diferentes para que se tranquilicen.
- Después de tranquilizarse durante 5 minutos, deberían pedirse disculpas mutuamente y también a ti por causar tantos problemas. Si los dejas más tiempo, pueden incluso olvidar a qué venía tanto escándalo.
- También debería pedir disculpas a otra persona fuera de casa a quien haya agredido, incluso si le da vergüenza. Es mejor que lo haga cara a cara, pero también podría hacerlo por escrito.
- En el futuro le tendrás que vigilar más si no confías en él cuando no está en casa. Tal vez tengas que observar su comportamiento con frecuencia durante un tiempo hasta que vuelvas a confiar en él.
Si lo anterior no funciona, puedes intentar lo siguiente:
- “Bueno, niños, evidentemente les gusta pelearse, pero como a mí no me gusta, tendrán que pagar por el placer de hacerlo, 5 pesos cada minuto de pelea. El dinero lo daré a los pobres.
- “No me gustan sus peleas, pero si realmente necesitan hacerlo, sólo podrán de 5 a 6 de la tarde en su habitación. Si quieren pelearse durante el día, tendrán que esperarse hasta la hora de las peleas”.
- “Es evidente que necesitan pelearse y no se cansan de ello. Tendrán que hacerlo 10 minutos cada hora, ¿o prefieren pelearse dos horas al día?
- Refuerza las reglas de comportamiento en casa.
Notas finales.-
Es importante que no te sientas culpable si después de leer este pequeño manual, descubres que has hecho las cosas mal. Después de todo, ser padres también significa sentirse culpables y hacer algunas cosas equivocadamente. ¡Nos pasa a todos! Si no hay hijos perfectos es porque tampoco hay padres perfectos. Lo único que se espera de nosotros es que lo hagamos lo mejor que podamos, con disposición y buena voluntad.
El amor por tus hijos te ayudará a resolver estos y otros problemas difíciles. Pero recuerda que la forma de demostrarles tu amor es la de decir firme y claramente cómo esperas que se comporte tu hijo para que desarrolle seguridad y confianza.
LIC. LEONOR LOZANO GLEZ.
Psicóloga Clínica Infantil
Dirección General.