Aprender a Saludar y Despedirse
El saludo y despedida es uno de los mini contactos sociales que aprendemos desde el primer año de vida y es una forma muy sencilla de conexión con las personas conocidas o desconocidas que permite a los niños iniciar con los hábitos de cortesía y amabilidad con los demás.
También es una de las habilidades sociales que más preocupan a algunos padres de familia, porque temen que ellos o la familia sean percibidos como mal educados o sin buenos modales.
Estas habilidades sociales se aprenden en forma muy temprana y gradual comenzando desde los 9-10 meses de edad, cuando el bebé el capaz de imitar el movimiento del adiós con su manita. Poco a poco, conforme van teniendo contacto con más personas de su entorno, van aplicando éste y otros gestos sociales comunicativos.
Hay diferencias individuales en las edades en las que los niños aprenden a saludar o despedirse de forma espontánea y sobre todo, disfrutando ese contacto social.
A nivel preescolar, es decir, de 3 a 6 años, es la etapa donde el ejemplo de los padres tiene más peso, por lo que es necesario tener paciencia y darles la oportunidad de hacerlo en imitación, sin presiones.
A partir de los 7 años, se espera que el saludo y la despedida sean parte de los hábitos sociales infantiles, es decir, que se realicen en forma espontánea y con amabilidad, precisamente como resultado de un aprendizaje generado en un entorno de armonía y paciencia.
En definitiva, la mejor forma de aprenderlos es con el ejemplo paciente de los padres y evitando lo siguiente:
1. No obligarlo a saludar y menos frente a las personas. Es mejor pedirle anticipadamente que salude y que lo haga en la forma en que él quiera, puede ser con un gesto, con un sonido, caravana, etc. De hecho, pueden inventar, previamente a las situaciones sociales, saludos originales y divertidos; o inventar un saludo diferente para cada familia o persona, en fin.
2. No responder al saludo por él o ella, simplemente ser ejemplo saludando y continuar con lo que sigue. Poco a poco a través del ejemplo te imitará.
3. No etiquetarlo con frases que posteriormente él se adjudique a su personalidad o a su forma de ser. Por ejemplo, evitar decir “a él no le gusta saludar”, “ella nunca saluda”, “así es él o ella”, “es tímido”, etc.
4. No lo castigues o le des sermones cuando no salude, ni durante la visita ni tampoco después; mucho menos mostrar enojo por su comportamiento. Tampoco lo mires con dureza o le transmitas mensajes reprobatorios, simplemente haz caso omiso de su negativa y continúa como si nada pasara.
5. Evitar preguntar por qué no saluda, realmente no sabe la respuesta. Así que no vale la pena presionar. Simplemente, éstos deben ser momentos pasajeros en las que los niños y niñas se niegan a hacer lo que los padres piden, y si se tornan más negativos, es porque se les insiste demasiado. En estos casos, es mejor evitar el tema del saludo y despedida y observar en general el grado de tensión en el ambiente familiar y relajarse un poco.
6. Por último, un tip que funciona la mayoría de las veces es decirle “ven para saludarte”, “ven para despedirte”, “ tu tío quiere despedirse de ti”, etc. Es decir, en lugar de pedirle algo y darle el espacio de que nos diga “no”, es mejor ofrecer el saludo o despedida en lugar de pedirlos.